Elba Esther Gordillo y el SNTE
Para entender qué es un grupo de
presión, es necesario comprender que clase de presión puede ejercer una
determinada organización, por lo cual considero necesario remitirme a Ferdinand
Lasalle en su discurso ¿Qué es una Constitucion?, en donde se refiere a “los factores reales de poder” caracterizándolos
por ser “la fuerza activa y eficaz que informa todas las leyes e instituciones
jurídicas de la sociedad”[1],
los cuales pueden influenciar las decisiones del Estado, y “dejan de ser simples
factores reales de poder, para transformarse en Derecho, en instituciones
jurídicas.[2]”
Más a delante se refiere a los grupos que considera buscan “desplazar los
poderes reales y efectivos del poder dentro del país.”[3]
Pero cabe señalar que no cualquier grupo puede ser considerado un poder fáctico
que ejerce presión dentro del Estado.
Estos grupos deben tener una organización,
entendida como el ensamble y coordinación de los recursos humanos, financieros,
físicos, de información y otros, que son necesarios para lograr las metas, y en
actividades que incluyan atraer a gente a la organización, especificar las
responsabilidades del puesto, agrupar tareas en unidades de trabajo, dirigir y
distribuir recursos y crear condiciones para que las personas y las cosas
funcionen para alcanzar el máximo éxito.[4]
Los grupos de poder necesariamente son organizaciones estructuradas, de
forma jerárquica o bien orgánica para la consecución de sus objetivos, el tema particular
de este trabajo es la influencia de un grupo fáctico de presión, el Sindicato Nacional
de Trabajadores de la Educación, el SNTE, liderado por la profesora Elba Esther
Gordillo.
La naturaleza del SNTE es sindical, es una persona moral reconocida por
el Estado al amparo de lo establecido en el artículo 123 constitucional,
fracción XVI y regulado en el Título Séptimo, Capitulo II la Ley Federal del
Trabajo; es una asociación de trabajadores o patrones, cuyo objetivo es el
estudio, mejoramiento y defensa de sus respectivos intereses.
Entrando en Materia, a la lideresa del SNTE como tema de este trabajo por
las características particulares de dicha organización, una breve introducción
En 1973 Elba Esther Gordillo es apenas Secretaria de una delegación sindical
en Ciudad Nezahualcóyotl, e imparte clases en la escuela primaria de la colonia
El Porvenir, a la cual más adelante bautiza como “Profesor Carlos Hank
González”.
Desde un inicio maniobra con su inspectora de zona a fin que se reporten
menos profesores de lo que en realizad lideraba en la sección 36, a fin de
evitar que fueran nombrados dos secretarios y solo fuera nombrada ella.
Cuenta la profesora en una entrevista con Sabina Berman y Denise Maerker;
que va en su carrito y con otra maestra a buscar a Carlos Jongitud cuando él
aún es dirigente de la sección 9, lo interceptan y lo llevan a un bar. En el
congreso del SNTE en Tepic, Nayarit en el año de 1990 la misma Elba Esther
pregunta a los asistentes desde el podio. “¿Quieren saber si fui amante de
Jongitud?”, la respuesta es “Sí, sí y lo quise mucho.”
Pero ese amor terminó en traición; Carlos Jongitud aprieta las mandíbulas
apenas la mira entrar. “Para eso me gustabas”, dice con el rostro del rencor.
Al menos así lo recuerda un cercano colaborador de Fernando Gutiérrez Barrios
el encuentro entre la Maestra y el Maestro, a fines de 1989, decidida ya por
Carlos Salinas de Gortari la caída del cacique.[5]
Ratificada como Secretaria General del SNTE en un congreso extraordinario
en 1990, y con hábiles mecanismos para ser relegida, la influencia de la
profesora Elba Esther es innegable dentro de la vida política del país,
llevándola a participar dentro del Grupo San Ángel en 1994, donde conoce a
Jorge G. Castañeda, Adolfo Aguilar Zinzer y Vicente Fox Quesada.
En 1995 se convierte en Presidenta de la Confederación de Educadores de
América y del Instituto de Estudios Educativos y Sindicales de América, cargo
que es transformado en vitalicio y que aún ostenta. En 1997 es electa Senadora
de la República por el Partido Revolucionario Institucional.
En la elección presidencial del año 2000, apoya públicamente al candidato
del PRI Francisco Labastida, sin dejar de tejer alianzas con el candidato del
PAN Vicente Fox, a quien manifiesta su respaldo apenas toma protesta como
Presidente.
Fue Secretaria General del PRI, Siendo Roberto Madrazo el presidente
nacional, en donde derrota a Beatriz Paredes, quien años más tarde la expulsará
y reformará los estatutos del partido de manera que Elba no vuelva a ser
militante del tricolor.
En 2003 es nombrada como coordinadora de los diputados federales por su
partido, y en ese periodo comienza su relación con la pareja Fox-Sahagún, en
2004 es nombrada (tras un retiro) presidenta del SNTE.
En la madrugada previa a las elecciones presidenciales de 2006, la
profesora, se comunica con los dirigentes del SNTE y el partido Nueva Alianza
para operar a favor del presidente Calderón, creando el mito del contundente
peso de su apoyo.
Tras este breve recorrido de la carrera de la profesora Elba Esther
Gordillo, señalo su peso específico en la vida política nacional.
Cuando formó parte del PRI como Senadora y Diputada federales, conoció
por dentro el aparato legislativo, afinando sus tácticas de negociación y presión,
con otros grupos reales de poder y personalidades que en un futuro detentarían
cargos de poder, durante ese periodo formó parte de un poder fáctico formal del
Estado.
Una vez fuera de la estructura del PRI, más a fuerza que voluntariamente,
no se mantuvo al margen de la vida política del país, con toda la fuerza de sus
recursos creó el Partido Nueva Alianza, el cual utiliza como moneda de
negociación política, este órgano político carece de base, principios e
ideología propia; su fin más evidente y descarado es mantenerla dentro de la
escena política del Estado Mexicano.
La profesora Elba Esther es un caso paradigmático de acumulación de
poder, como presidenta del SNTE tiene acceso a recursos públicos no escrutables
ni cuantificables, otorgándole un amplio respaldo económico a su papel de representante
de los profesores.
Como artífice del Partido Nueva Alianza se ha transformado en la aliada
incomoda de las fuerzas políticas nacionales.
Elba Esther Gordillo posee poder factico como líder sindical, y al mismo
tiempo la convierte en un poder económico, muestra de ello es su riqueza
personal, y los proyectos que ha financiado como el programa televisivo “Guía
para padres” y textos del mismo nombre durante el sexenio del Presidente Fox, y
programas televisivos como “Todo el mundo cree que sabe” durante el sexenio del
Presidente Calderón.
Una evidente muestra de su gusto por el poder es, a excepción de un
periodo del Presidente Zedillo, la cercanía que ha tenido con los grupos del poder,
El Presidente Salinas, El Presidente Fox y El Presidente Calderón, lo que la ha
mantenido durante 23 años como una figura política.
Su influencia política llega a tal punto, que frente al reclamo de la
renovación y evaluación del sistema educativo nacional y los profesores, ella
ha sabido cabildear de manera que el resultado de la evaluación a los maestros no
influya en su contratación o despido.
La profesora ha sabido reservarse y atacar dentro de panorama político de
México, es una experta del discurso público y el actuar privado, de forma que
no pueda responsabilizarse de las acciones autoritarias que ha aplicado; ha
negociado de manera pública y secreta con candidatos de partidos políticos
contrarios.
Ella manifiesta su apoyo público a los punteros evidentes en las campañas,
en la reciente elección buscó la forma de renovar la imagen de su partido
político y conservar el registro de una opción política insubsistente.
Siendo una mujer sin mayor instrucción académica, ha encontrado la
oportunidad de incrementar su poder e influencia económicos, políticos y del
Sindicato.
De ella no puede decirse que es culta, sofisticada, prudente o leal; es
en muchos aspectos instintiva, voraz, autoritaria, y a veces torpe.
Todos los adjetivos que pudieran decirse de ella, no le son importes por
que ella es desde hace más de 23 años una constante presencia e influencia en
la vida política y sindical de México.
Es una aliada incomoda pero necesaria, un factor de poder, político,
sindical y económico; situación que sabe capitalizar y la convierte en la
representante unipersonal de un grupo de presión.
[1] Lasalle
Ferdinand, ¿Qué es una constitución?,
México, ed. Coyoacán, p. 45
[2] LaSalle, Ferdinand, Op. Cit., P.52
[3] Lasalle
Ferdinand, Op. Cit., p. 70
[4] Ramos Leticia, et al, Introducción a
los Negocios en un Mundo Cambiante, 4ª ed., Mc Graw-Hill Interamericana,
2004, Pág. 215
[5]
Cano, Arturo et al. Doña perpetua el
poder y la opulencia de Elba Esther Gordillo, México, Grijalbo, p. 60.