El Derecho y su ejercicio profesional
no se restringe a la representación de juicios civiles, mercantiles,
administrativos, penales (cada quien sus gustos y necesidades), laborales y ya
si tiene el ánimo, juicios familiares. Después de cursar una licenciatura considerada de
las más extensas la vida del abogado no puede circunscribirse a ese universo.
El Derecho -como rama de estudio de
las normativas- es tan amplio como facetas tiene una sociedad, permite inclusive
para el de la voz (porque le apuesto a que esa leyendo esto con mi voz)
compartir estas líneas jurídicas auto críticas.
Comenzaré por darle ese letal pero
amistoso golpe al ego de los profesionales del Derecho, ¡Abogados no son el
centro del universo! ¡Y no, el derecho no apasiona! Esa expresión es el reflejo
de su falta de talentos en cualquier otro campo de la vida.
El derecho no es una de las
profesiones fundamentales para el desarrollo del ser humano, es en ocasiones un
obstáculo para el desarrollo humano y científico -como la historia de la
cultura occidental lo ha demostrado- en contra de la divulgación científica, de
la experimentación científica, de los métodos anticonceptivos, de la clonación humana
reproductiva, la clonación humana terapéutica, los alimentos transgénicos, el
reconocimiento a los derechos civiles de los plebeyos fue tardío, muy reciente en
la historia moderna es la abolición de la esclavitud, el reconocimiento a los
derechos civiles de los afroamericanos en USA, el derecho de la mujer al voto,
el reconocimiento de uniones civiles para parejas del mismo sexo, por mencionar
solo algunos ejemplos de la anquilosada marcha del Derecho.
Peor aún, existen mentes primitivas y
medievales, que aún asocian al Derecho y el reconocimiento de los derechos
Humanos o Civiles a la moral (judeocristiana, culpígena e impositiva) y en sus
mentes aún relacionan el derecho canónico con el derecho moderno, cuyo
principal característica es el rompimiento con la autoridad eclesiástica.
Debo con tristeza reconocer que he
conocido colegas -desde la universidad- quienes carecían de talento alguno, razonamiento
lógico matemático, conocimientos básicos de biología o ciencia, artísticos o
cultura general, su característica principal era el deseo rabioso de dinero a
costa de un futuro e ingenuo cliente o un título incipiente para aprovechas el
rampante nepotismo del Sistema Judicial Mexicano.
Casos en que con la mitad de la
carrera cursada y una cuarta parte de los créditos aprobada, conseguían copias
certificadas por un Notario oaxaqueño y salían a engañar al mundo como supuestos
Profesionales del Derecho a los 21 años.
Mención aparte merecen destacados catedráticos,
quienes constituían una enciclopedia viviente y hacían lo que podía ante un
alumnado indiferente, recuerdo en particular a una querida profesora de derecho
internacional, y el examen que nos aplicó:
- ¡Pregúntense lo que quieran! ¡Y verán
como reprueban!
La vergonzante conclusión del relato es
que en efecto, en un grupo de 30 alumnos, sólo uno aprobó el autoexamen. La
profesora sentenció:
- ¡Ustedes no estudian! ¡Solo
memorizan para el examen y después lo olvidan!
Los parámetros del éxito profesional
se convierten en una hoguera de vanidades y egos entre los ex compañeros ahora
colegas y las tediosas reuniones, en donde al calor de bastantes copias,
empiezan las exhibiciones acerca de quién es el mejor.
Así los profesionales del Derecho
carecen de la cultura y la ética que en otros tiempos característica del Abogado,
pues cualquier fracasado sin talento puede obtener su título profesional, a
pesar de ridículas e irracionales tesis profesionales con patéticas defensas de
la misma.
Y es que en el caso de la Universidad
Nacional, son pocos los profesores que exigen, que llevan a alumno al límite,
que lo obligan a aprender y aprehender, el ejercicio de la abogacía requiere de
una constante capacidad de adaptación y aprendizaje pues el derecho es producto
de la siempre cambiante sociedad, en el caso de la sociedad postmoderna y líquida
el cambio es constante.
En el año 2009 cuando se reformo el
código civil del Distrito Federal para incluir la figura del “divorcio” sin expresión,
antagónico del divorcio necesario y sus causales imposibles de probar, acudí
junto con mi amigo y en ese momento socio a una conferencia sobre el tema, al
concluir la exposición, en la ronda de preguntas y respuestas un abogado “de la
vieja guardia” acaparo el micrófono para realizar largas quejas de los cambios
implementados “nos están cambiando la jugada” y “ya estamos muy grandes para
aprender”, “Nos dejan en estado de indefensión”, “Están destruyendo a la
familia”…etcétera.
Afortunadamente existen rebeldes cuya
imaginación y raciocinio sobrepasan las limítrofes disposiciones de una ley, que
se atreven a más, cuestionan, proponen, combaten el status quo, argumentan y
convencen.
Mentes que estudian, analizan, deconstruyen, reconstruyen y proponen figuras juridicas y cuerpos normativos. Quienes son los peores enemigos de ese mediocre que estudio Derecho porque sí, porque no, porque es la profesión de los padres o por que creen que un discurso barato es sinónimo de jurista.