Estimado lector (a) le saludo con afecto en este inicio de año dos mil veinticuatro, la carga de trabajo me han apresurado -lo que es bueno-, el ritmo de trabajo y organización urge a regresar a las actividades profesionales entre ellas esas líneas que gustosamente escribo para usted.
En esta ocasión empiezo el año con una recomendación
literaria que recientemente finalice de leer “La Memoria Vegetal”[1], confieso ser admirador del
autor alessandrino a quien siempre adjetivo como El gran Umberto Eco, semiólogo,
filosofo, y autor de novelas como “El nombre de la rosa[2]”,
“Como se hace una tesis[3]”
y uno de mis favoritos “De la estupidez a la locura[4]”. “La Memoria Vegetal”
es una obra recopilatoria de discursos, ensayos y artículos del autor, ordenadas
a continuación:
- ·
Sobre
la bibliofilia
- ·
Histórica
- ·
Locos
literarios ( y científicos)
- ·
Heterotópicas
y falsificaciones.
La elegancia y agilidad en la escritura
del autor nos recuerda a la importancia de la memoria vegetal -el libro impreso-
que en un principio era de “trapo” y evoluciono al libro de papel y al E-book que
conocemos y manejamos, haciendo un recorrido desde la Biblia Gutenberg y su compañía
en la travesía de la historia humana, como uno de los objetos inmejorables, anatómico,
ergonómico, ligero, visualmente agradable, lleno de textos laminas, grabados y universos.
Umberto eco nos conduce a un recorrido histórico
de rarezas librescas, obras manipuladas, alteradas, mejoradas, escondidas,
mutiladas, con diversidad de finalidades ya sea acreditar o descalificar al
autor ajustando la memoria vegetal a conveniencia del compilador o quien lo
cita, a veces sin haberlo tenido a la vista.
Nos refiere las subastas por ejemplares rarísimos,
las cantidades que se pagan por ello, los postores, las artimañas y estrategias
para obtener el tesoro; aclara las distinciones entre bibliófilos y bibliómanos,
también nos cuenta sobre los perversos seres que almacenan ediciones de
ejemplares raros para que nunca sean vistos por el público, por el puro placer fetichista.
La tercera parte del libro nos lleva por
un gabinete de curiosidades literarias, enumera algunos locos literarios, comparte
y recopila teorías extravagantes sobre nuestro planeta, nos lleva a lo que él
denomina la cuarta dimensión, y narra los dislates que incluso los expertos bibliófilos
llegan a cometer.
Finalmente -que es mi parte preferida de
la obra-, el lector conoce la faceta de Eco como autor de relatos futuristas
distópicos para los libros, fabulas de ciencia ficción, , amenas, breves,
inteligentes, que dibuja de manera cómica las contradicciones de nuestra sociedad
y como podrían ser interpretadas por una civilización de otro planeta, nos
resume la controversia Shakespeare-Bacon, teorías del ocultismo y simbolismo detrás
del cenáculo de Da Vinci y más.
De breve lectura, “La Memoria Vegetal
es un imperdible para los bibliófilos, amantes de la semiótica, los partidarios
del conocimiento y la historia y la ciencia ficción con un estilo elegante, inteligente
y cómico.