martes, 30 de enero de 2024

¿Los abogados tenemos futuro?

Confieso que soy fiel creyente de las señales de la vida, y cuando desde distintos rincones recibimos señales en el mismo sentido, es porque la realidad nos está pisando los talones y tenemos que hacerle frente la problemática, El Doctor Tito Garza Onofre (@garza_onofreen su ya comentado en este espacio literario “No estudies Derecho” declara que en la Ciudad de México hay más licenciados en Derecho, que perros callejeros. La cantidad de abogado egresados supera por mucho la demanda de profesionistas.

 

Considerar que el Derecho es fácil es una baladí, considerar que es aburrido son banal, pensarlo complicado es menos que mediocre; no existe área del conocimiento humano que carezca de luces y sombras, de soluciones prácticas y profundos estudios disruptivos. Pero no, tampoco se trata desde el gremio de enaltecer le ejercicio de la profesión, ya que en el momento en que escribo estas líneas, el estado de Derecho y las instituciones se encuentran en entredicho por los grupos de poder no político o formal, y por propuestas del gobierno en turno de reformar la estructura del Estado mexicano.

 

Precisamente cuando nuestra carrera, y el modus vivendi se encuentra cuestionado y criticado, es cuando más claro, práctico y brillante debe tenerse el argumento de defensa. El Derecho no es fácil, tampoco es un sistema de corrupción insuperable, ni trata de conjuros en latín que solo los iniciados en los aquelarres conocen.

 

El Doctor Miguel Carbonell (@MiguelCarbonellen una de sus publicaciones en la red social X (antes Twitter) se refirió a que las decenas de miles de egresados de la carrera de Derecho  se enfrentaran a un mercado laboral sobre competido, exhorta a realizar un esfuerzo extraordinario para sobresalir y prepararse con excelencia. Pero, las universidades (al menos cuando curse la licenciatura en la Universidad Nacional de México) ignoran u omiten esta realidad, y son nulas en ofrecer la mínima preparación  competitiva para sus egresados, desde un diferenciador de marca, el branding, benchmarking marketing, marketing digital, organización y administración de empresas, imagen personal y profesional, lenguaje y argumentación jurídica.


 

Dejaré de lado por el momento y casi como utópica la educación o preparación psicoemocional para un trabajo que conlleva un alto nivel de desgaste emocional y psicológico, desde no absorber la problemática del cliente (que en muchas ocasiones siente ser victima de injusticas sin que corresponda con la realidad), manejo de conflictos laborales, y manejo de la frustración, las cuales quedan lejos de los reflectores de la educación universitaria.

 

El Magistrado de la Sala Constitucional y Curta Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca, Moisés Molina (@MoisesMolinaen su blog laxenlafrente.wordpress.com recientemente refirió un tema similar luego de ser invitado por alumnos de la Facultad de Estudios Superiores campus Acatlán (parte de la Universidad Nacional), urgiendo a los estudiantes a desbordar su convivencia con el derecho más allá de las aulas, los textos académicos y las leyes (si es que en un escenario ideal fueran sus lecturas cotidianas), advierte: “Hay cientos de miles de jóvenes en México a quienes en las facultades nadie les dice esto y caminan como autómatas por la vida universitaria, sin preguntarse qué pasará el día siguiente de la fiesta de graduación.

 




Alienta a sus lectores a la apremiante capacitación, y aproximación a la práctica del Derecho ya sea en algún despacho jurídico y la práctica independiente o bien dentro de los órganos de administración de justicia -y de ser posible en ambos- poniendo el foco en la injustificable ignorancia de los estudiantes frente a la mayor disponibilidad de información en la historia de la humanidad, hasta ahora, la internet.

 

Un golpe bajo y macha en el historia del mundo jurídico es la reciente incorporación de Lenia Batres Guadarrama como ministra (así con minúscula) de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, generada por la imposición del Ejecutivo Federal en funciones (Andrés Manuel López Obrador), luego que el Senado de la República rechazara en dos ocasiones la terna de “juristas” propuesta para sustituir la vacante que dejó Arturo Zaldívar Lelo de Larrea.

 

La jugada a tres bandas del Ejecutivo fue proponer a una de sus incondicionales, ignorando que ninguna de ellas contaba y cuenta con la preparación profesional y práctica para desempeñar en el Tribunal constitucional mexicano, cuestionable ha sido su actuar como ministra en cuanto a las argumentaciones y justificaciones de sus votos en las sesiones públicas. Es que vamos a decirlo como es, carece de las credenciales académicas y profesionales para desempeñarse.

 

Y no es que las instituciones no sean perfectibles, pero en la historia del siglo XXI la democracia mexicana ha tenido grandes avances y creación de organismos constitucionales autónomos -los cuales parecen no gustarle al régimen actual-, instituciones que se encuentran bajo el asedio del discurso presidencial los ataca para justificar su desaparición propuesta por el ejecutivo en lo que parece ser su última tirara de reformas constitucionales en su sexenio.

 

Frente a los sinsentidos, jurídicos de los simpatizantes del actual régimen ya sea por consigna o por ignorancia (lo que constituye una agravante), y la inmediata llegada de la Inteligencia Artificial que bien podría en menos de 10 minutos producir una argumentación jurídica con precedentes y derecho comparado; ¿Tenemos los abogados futuro?

 

La respuesta como a todo lo importante en la vida es: ¡Sí, pero requiere mucho esfuerzo y disciplina¡


La enseñanza del derecho ha evolucionado poco desde 1553, año en que se impartió de la primera clase de Leyes en el continente Americano, la forma “tradicional” es el magister dixit, la memorización de conceptos, la repetición de la ley, y la asimilación de frases y modelos que no estimulan la creatividad y critica por parte de los estudiantes.


Los ingredientes enumerados podrían constituir la receta perfecta para el fracaso profesional, sin embargo, las nuevas generaciones cuentan con la herramienta más disruptiva que pueden tener: internet y el acceso a la información infinita. No existe justificación para el profesionista del Derecho para el desconocimiento, comparativas internacionales, acceso a documentos académicos y normativos y falta de actualización.


El Derecho no es sinónimo de leyes, muchas veces mal redactados e incomprensibles llenos de complicados conceptos, tampoco lo es de un proceso jurisdiccional largo, corrupto y desesperanzador; el Derecho puede ser definida (por el que escribe) como la convención formal y social, coercitiva y punible que garantiza la convivencia social.

 

El elemento humano, las particularidades y complejidades de la naturaleza humana, la certeza y protección de los derechos, la progresividad en la garantía de los derechos, el reconocimiento de los derechos de los grupos vulnerables, la equidad son solo algunos avances de la interpretación y ampliación de la normativa.


El Derecho está cambiando por que la sociedad lo ha hecho, los practicantes y estudiosos podemos actualizarnos o retirarnos para dar paso a generaciones con ambición profesional.

 

 




[1] https://laxenlafrente.wordpress.com/

La Suprema Corte del Acordeón

  En una segunda y final actualización respecto a la primera Elección Judicial celebrada en la República Mexicana, de nuevo unos datos:   ...